La Biblioteca del Pensamiento Argentino es una colección dirigida por Tulio Halperin Donghi que consta, según el proyecto difundido en los volúmenes ya aparecidos, de siete tomos, y abarca un período que va de 1810 a 1973. El lapso de treinta años entre 1943 y 1973, debido a su complejidad, exigió, a juicio de los autores, un desdoblamiento en dos tomos diferenciados. Así, en marzo de 2001 apareció "Bajo el signo de las masas", de Carlos Altamirano, y en septiembre "La batalla de las ideas", de Beatriz Sarlo. Ambos autores, en sendas “advertencias”, ponen de manifiesto las razones del necesario desdoblamiento. Dice Sarlo: “Altamirano se haría cargo del pensamiento político en un sentido bastante estricto porque son los militares, los sindicalistas, los partidos, los políticos y, entre ellos, las figuras dominantes de Perón y Frondizi, quienes se pronuncian; […]” (p. 13). Por su parte, Sarlo se ocupará de los “discursos sobre la política y la sociedad, […]; sus emisores no eran políticos sino intelectuales […]. Se trata, tanto en este caso como en el primero, de hombres y de organizaciones, de grupos y de instituciones: intelectuales y artistas, universitarios, la Iglesia, el movimiento estudiantil” (pp. 13-14). Recortados los objetos de estudio, ambos libros responden al formato previsto para la colección: un “estudio preliminar” y una “antología”; el autor, por tanto, cumple la doble función de compilar el material documental y de postular, a partir de ese material, una lectura crítica.
La Biblioteca del Pensamiento Argentino es una colección dirigida por Tulio Halperin Donghi que consta, según el proyecto difundido en los volúmenes ya aparecidos, de siete tomos, y abarca un período que va de 1810 a 1973. El lapso de treinta años entre 1943 y 1973, debido a su complejidad, exigió, a juicio de los autores, un desdoblamiento en dos tomos diferenciados. Así, en marzo de 2001 apareció "Bajo el signo de las masas", de Carlos Altamirano, y en septiembre "La batalla de las ideas", de Beatriz Sarlo. Ambos autores, en sendas “advertencias”, ponen de manifiesto las razones del necesario desdoblamiento. Dice Sarlo: “Altamirano se haría cargo del pensamiento político en un sentido bastante estricto porque son los militares, los sindicalistas, los partidos, los políticos y, entre ellos, las figuras dominantes de Perón y Frondizi, quienes se pronuncian; […]” (p. 13). Por su parte, Sarlo se ocupará de los “discursos sobre la política y la sociedad, […]; sus emisores no eran políticos sino intelectuales […]. Se trata, tanto en este caso como en el primero, de hombres y de organizaciones, de grupos y de instituciones: intelectuales y artistas, universitarios, la Iglesia, el movimiento estudiantil” (pp. 13-14). Recortados los objetos de estudio, ambos libros responden al formato previsto para la colección: un “estudio preliminar” y una “antología”; el autor, por tanto, cumple la doble función de compilar el material documental y de postular, a partir de ese material, una lectura crítica.