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A partir del cuento “Aunque siguiera tronando” Guillermo Saccomanno escribe en situación de

peligro: cultiva desde mediados de los años 80, y especialmente durante los 90, un realismo de alta

escuela, sofisticado, acerado, punzante y moderno. El énfasis en un punto de vista despiadado solo

retrocede o avanza a empellones cuando debe encarar la figura del padre, el escritor sin futuro, el

que lo confronta, el único que lo reta y le advierte: contarás, pero siempre preparado para decir la

verdad, para no ser un farsante.

Y esa ausencia de farsa, esa oscilación magistral entre ocultarse y exhibirse, es la que campea en

libros llenos de historias donde no hay desencanto porque no hubo encantamiento previo. Son los

cuentos de Bajo bandera, Animales domésticos, La indiferencia del mundo, El pibe, Cuando

temblamos, El sufrimiento de los seres comunes.

Paradójicamente instalado en una literatura rioplatense que se jacta de que el cuento breve es su

marca distintiva, Guillermo Saccomanno escribió una enorme cantidad de buenos cuentos sin

jactancia, sin búsqueda de la eficacia del cuento perfecto o sorpresivo. Narra porque narra, porque

no queda otra en este mundo donde hace rato se ha abandonado la pretensión de transformar el

mundo. Pero persiste la necesidad de interpretarlo, o sea, de escribir literatura.

Cuentos reunidos - Guillermo Saccomanno

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A partir del cuento “Aunque siguiera tronando” Guillermo Saccomanno escribe en situación de

peligro: cultiva desde mediados de los años 80, y especialmente durante los 90, un realismo de alta

escuela, sofisticado, acerado, punzante y moderno. El énfasis en un punto de vista despiadado solo

retrocede o avanza a empellones cuando debe encarar la figura del padre, el escritor sin futuro, el

que lo confronta, el único que lo reta y le advierte: contarás, pero siempre preparado para decir la

verdad, para no ser un farsante.

Y esa ausencia de farsa, esa oscilación magistral entre ocultarse y exhibirse, es la que campea en

libros llenos de historias donde no hay desencanto porque no hubo encantamiento previo. Son los

cuentos de Bajo bandera, Animales domésticos, La indiferencia del mundo, El pibe, Cuando

temblamos, El sufrimiento de los seres comunes.

Paradójicamente instalado en una literatura rioplatense que se jacta de que el cuento breve es su

marca distintiva, Guillermo Saccomanno escribió una enorme cantidad de buenos cuentos sin

jactancia, sin búsqueda de la eficacia del cuento perfecto o sorpresivo. Narra porque narra, porque

no queda otra en este mundo donde hace rato se ha abandonado la pretensión de transformar el

mundo. Pero persiste la necesidad de interpretarlo, o sea, de escribir literatura.

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